Mirar los monitores
Cuando llega una urgencia al shockroom de pediatría, es fácil perder el foco. Muchas veces se recibe un llamado que avisa que llega un chico ahogado y uno empieza a preparar todo para los cuarenta minutos más largos del mundo. Ambú, oxígeno, drogas y monitores empiezan a formar fila como en el ejército, ordenados y taconeando. A lo lejos se empieza a escuchar una sirena que se acerca y que grita desesperada que ayuden a su niño que no respira . Entonces u no se pone los guantes, se cierra el guardapolvo y espera en la línea de entrada como el arquero que está esperando ese penal reventado. Otras tantas, el paciente entra de sopetón en brazos de un padre a los gritos que corre pidiendo ayuda hasta que te ve de ambo y guardapolvo y casi te lo tira encima para que le salves la vida a sí de fuerte como suena. Porque yo puedo intentar que vuelva a respirar, pero no puedo salvarle la vida a nadie . Llegue como llegue el niño, gritando la sirena o el padre , uno lo pone en la cam