Me cago en Casciari
La verdad es que no lo conocía hasta hace dos meses o, más bien, lo conocía de nombre, pero no había leído nada de él. Lo que pasó fue que hace dos meses me dieron ganas de escuchar cuentos mientras paseaba al perro, para variar un poco del tema de los podcast, y busqué en Spotify mis opciones. Lo de los cuentos surgió porque, si bien siempre se me dio por la escritura, hace más de un año me lo sugirió mi psicólogo como ejercicio para superar las crisis existenciales. Ahí volví a escribir, me metí en un par de los mundiales de escritura de Llach, hice un taller que me vendió él, porque para eso son esos mundiales en realidad, y me armé una carpeta con los textos que iba escribiendo. Como es bien sabido, la lectura y la escritura son dos caras de la misma moneda, así que empezar a escribir trajo de la mano el consumir toda la literatura que pudiera como había hecho de adolescente. A eso se le puede sumar que tengo una personalidad con tendencia a la adicción y que este gordo es un hijo